La incapacidad permanente total para la profesión habitual es aquella situación en la que se encuentra un trabajador que, debido a una enfermedad profesional o común, o a un accidente laboral, no puede desempeñar las funciones fundamentales de su puesto de trabajo, por lo que no puede dedicarse a su profesión habitual.
Este trabajador puede solicitar al INSS o a la MUTUA una pensión por incapacidad permanente total consiste en la aplicación de un porcentaje a su base reguladora. Este porcentaje es del 55% y del 75% en el caso de que el trabajador tenga cumplida la edad de 55 años.
Lo importante en estos procesos es acreditar que las enfermedades, secuelas y dolencias que padece el trabajador son incompatibles con su trabajo y con las funciones que tiene que realizar. En este artículo os vamos a comentar algunos ejemplos concedidos por sentencias judiciales de incapacidad permanente total.
Más casos sobre incapacidad total
Se ha concedido en sentencia judicial una incapacidad permanente total para la profesión habitual por enfermedad común de una profesora de autoescuela que padece troncanteritis, artropatía degenerativa L2-L3, L3-L4 y hernia L4-L5 con déficit cognitivos y trastorno depresivo. En este caso se ha establecido que es imposible que una profesora de autoescuela que tiene que permanecer de manera permanente sentada en el vehículo del copiloto, no puede desempeñar su trabajo ya que, debido a sus secuelas en la espalda, no puede permanecer tanto tiempo en esta posición.
El segundo de los ejemplos es el caso de un conductor de autobuses que padece discopatías múltiples con poli artropatía degenerativa cervical y lumbar con movilidad limitada con contractura paravertebral, así como síndrome de apnea obstructiva del sueño severo. En este caso, se ha entendido que, a parte de su patología física en la espalda que le impide permanecer sentado permanentemente en su asiento de conductor, tiene problemas severos de sueño, por lo que no puede realizar su trabajo al tener que trasladar a personas en el autobús sin poder descansar y estar despierto para realizar de manera efectiva su trabajo.
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El tercer y último ejemplo de incapacidad permanente total es de un comercial que tenía asignada una ruta por la provincia de Zaragoza, La Rioja y Pamplona que sufría de covid persistente, síndrome de fatiga crónica con déficit cognitivo moderado. Consideran que con este cuadro clínico es imposible poder realizar su trabajo habitual estando limitado en poder viajar y ejecutar su trabajo de manera eficaz y continuada.
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